Cruces Líquidos

La muestra de instalaciones, piezas audiovisuales y pinturas experimentales se presenta en el MNBA luego de su paso por el Museo Nacional de Arte de Bolivia y el Museo de Arte Moderno de Chiloé.

En el proyecto internacional, itinerante y comunitario, participan los artistas Juan Castillo (Chile-Suecia), Francis Naranjo y Carmen Caballero (España), Joaquín Sánchez (Paraguay-Bolivia) y el teórico Juan Ramón Barbancho (España-Ecuador) cuenta con la curatoría de Inés Ortega-Márquez (España-Chile).

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Cuatro instalaciones multimediales corresponden a cada uno de los autores y contienen audiovisuales, fotografías y piezas inspiradas en culturas precolombinas. En pequeñas vitrinas piedras «sueñan» en un ambiente onírico que sitúa al espectador en una situación de pérdida de la realidad. Pinturas al té sobre lienzos de lino ofrecen un ejercicio de exploración de la identidad. La reproducción de una barcaza en totora del lago Titicaca y un enorme toro dorado que flotará en altura sobre el hall del Museo, así como telas bordadas en oro y textos desarrollan el sustento teórico de este trabajo que enfatiza la idea de cultura líquida.

Para la curadora, Inés Ortega-Márquez, los cuatro artistas «desarrollan un arte actual y contextualizado, y en él se sirven de su creatividad para manifestar sus posiciones críticas respecto del orden político y de la realidad de una sociedad en permanente conflicto, desigual y deshumanizada. Se sitúan en un espacio ‘trasnacional’, juntos y separados elaboran un discurso plural, que no se autolimita a fronteras de pertenencia o de origen, sino que se abre a un mundo en el que todos caben y al que todos pueden pertenecer».
De acuerdo a Roberto Farriol, director del MNBA, estos cuatro espacios «buscan manifestar una emergencia o alerta ante los complejos escenarios del mundo, de ahí que los artistas son expresión de un nuevo campo conceptual de trabajo colaborativo y de permutaciones entre los múltiples tiempos y dimensiones espaciales y culturales. Es así como ellos hacen uso de las salas del museo, planteando otras concepciones referenciales que reemplazan las coordenadas culturales dominantes. De esta manera, modifican también los modos tradicionales de representación, a través de un fluir de sentidos y procedencias a nuevos espacios de hibridación permanente».