La danza contemporánea se toma la Plaza de Armas

Desde el 21 de abril al 16 de mayo, el coreógrafo Francisco Bagnara abrirá a todo público la práctica Las Danzas del Futuro, proyecto financiado por el Fondart donde un grupo de bailarines interactúa con el espacio público y los transeúntes. 

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“Buscamos la relación, la reconfiguración del espacio, la conexión con las personas en la Plaza de Armas. Lo hacemos a través de ejercicios, cada día distintos, que parten de herramientas que usamos como las palomas, parlantes recargables, el masking tape, aunque también estamos integrando lo que llamamos salud y conciencia del cuerpo, a través de masajes, del toque y del intercambio de información corporal con las personas en la calle”. Con estas palabras, el coreógrafo y bailarín Francisco Bagnara nos habla sobre el sentido de Las Danzas del Futuro, nueva propuesta del proyecto LAS DANZAS CALLE, que se adjudicó el Fondart 2016 llevando a un grupo de 11 bailarines a danzar en y con la Plaza de Armas. La temporada de apertura se realizará desde el 21 de abril al 16 de mayo.

El núcleo central de intérpretes está formado por Andrea Amaro, Daniella Santibáñez, Francisca Lillo, Javiera González, Carmen Gloria Venegas, Ninoska Soto, Camila Soto, Sofía Delanoe, Alexandra Mabes, Rodrigo Chaverini y el mismo Bagnara. Además, habrá otros intérpretes y creadores invitados, como Paulina Vielma, Josefina Camus y Pablo Zamorano, entre otros.

Francisco Bagnara, quien además es licenciado en filosofía, precisa que Las Danzas del Futuro no es una obra de danza, sino más bien una práctica dancística que busca generar acontecimientos en el encuentro sensible de los cuerpos. “No hay un tema específico, ni secuencias de movimientos fijadas. Durante el proceso vamos probando con las distintas materialidades escogidas: el masking tape con que escribimos palabras, definimos espacios y creamos diferentes escenas; los parlantes, que nos permiten amplificar el rango de impacto de las danzas que hacemos; y las palomas, como elemento vivo, todos ellos escogidos por su versatilidad”, señala.

Tampoco hay una sola forma de danzar. “Por eso utilizamos el termino LAS DANZAS, ya que es la suma de todas las danzas del equipo, proponiendo cada bailarín su danza propia y la manera en que quiere presentarla, en relación a las danzas de todo el grupo y de las personas que están en la plaza”.

El trabajo de LAS DANZAS CALLE se había centrado principalmente en la imagen de la danza y su fugacidad, y se desplazaba por diferentes espacios públicos de la ciudad de Santiago. En ese sentido, Las Danzas del Futuro ha puesto a los mismos bailarines en un mismo lugar por seis meses, trabajando a partir de la insistencia en la observación, desentrañando las diferentes capas que contiene un espacio tan complejo como la Plaza de Armas de Santiago: “Esta es una práctica flexible, adaptativa, que busca expresar, relacionar, tocar e incorporar al otro desde diferentes dimensiones de proximidad, ya sea a través de la vista, el tacto, la voz y/o la palabra”, apunta Bagnara.

El coreógrafo precisa que cada día es diferente en la Plaza de Armas, y que muchas veces los planes con que llegan a instalarse deben cambiar: “Puede llover, haber un grupo de salsa, el orfeón de carabineros, en fin. Tenemos que reaccionar rápidamente. Por lo mismo, lo que entrenamos no es una danza específica sino conceptos, como habilidades adaptativas, confianza creativa y empoderamiento de la danza”.

Por supuesto, los inmigrantes están siempre presente. “La Plaza de Armas es un reflejo de lo que está ocurriendo en el país, hay haitianos, portorriqueños, venezolanos, ecuatorianos y colombianos: la nueva camada de migración de hoy. Chile está cambiando y nos parece importante como artistas vincularnos con esas fricciones, que son el futuro de la sociedad. Vemos la gran mezcla intercultural que hoy se nos presenta y, tener la posibilidad con la danza de participar en esa transformación, en ese choque de nuestro contexto y territorio con esos cuerpos a los cuales no estamos habituados, es una oportunidad maravillosa”.

Frente al grupo de bailarines que se instala en la plaza, son diversas las reacciones. Bagnara comenta que los extranjeros -latinos y gringos- reaccionan más que los chilenos que, en general, tienden a mirar. Salvo los niños, que disfrutan de integrarse y bailar. “Los niños son el futuro”, agrega el creador.

Las prácticas no tienen tiempo definido, ya que todo depende del contexto, de la relación con la gente y la emocionalidad del equipo de trabajo. La música utilizada es siempre distinta, aunque por lo general es música chilena (Nicolás Jaar y Los Prisioneros) y otras sugeridas por los espectadores. “El futuro es hoy, por lo mismo, nos servimos de la tecnología nos: parlantes recargables, bluetooth, youtube para buscar música en el instante, entre otros elementos que nos permitan una práctica autosustentable, puesto que Las Danzas del Futuro caben en una mochila”.

Respecto del vestuario, hay 15 chaquetas temáticas de la experiencia en la Plaza de Armas, que se llama La Colección del Futuro, diseñada y realizada por Daniel Bagnara. Cada casaca encierra un tópico, una temática que surge de la observación de la experiencia Plaza de Armas. Existen así los diseños “I Love Haití”, “Palomas”, “Isadora Duncan”, “Masking tape”, entre otros, que en su conjunto podrían ser una síntesis de todo el proyecto.

“A través de esta propuesta queremos transformar el concepto tradicional de vestuario escénico. Nos interesa que la ropa que nos viste sea en sí un discurso que trascienda a Las Danzas del Futuro, siendo ropa cotidiana que transmitirá la práctica más allá de las sesiones en la plaza, puesto que quedará como prendas de vestir que los bailarines utilizarán en su cotidianidad”, se explaya el bailarín y coreógrafo.

Además, la poeta Angélica Panes está escribiendo un poemario al respecto de Las Danzas del Futuro, y los audiovisualistas Paulo Fernández y Rodrigo Susarte trabajan en la creación de un documental de la experiencia en la Plaza de Armas, ampliando los soportes y formatos de esta experiencia.