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Reconstruyen «La consagración de la primavera» original 

En los Champs-Élysées, París:

Ayer , al celebrarse el centenario del polémico estreno de «La consagración de la Primavera», con coreografía de Nijinsky y partitura de Stravinsky, el mismo escenario que acogió a ese rupturista ballet en su estreno, el Teatro de los Champs-Élysées, en París, programó la reposición de la versión original. El montaje fue puesto en escena por el ballet y la orquesta del Teatro Mariinsky, con la dirección musical de Valery Gérgiev. La coreografía, los decorados y los vestuarios fueron reconstruidos por los especialistas Millicent Hodson y Kenneth Archer. Se contrapuso a este montaje una nueva versión de Sasha Waltz. Se esperaba la asistencia de Tamara Nijinski y John Stravinsky, hijos de ambos artistas. Las funciones se extenderán hasta el viernes.

 

Textiles de Isla de Pascua: lo que los moáis no dejan ver

Con fines ceremoniales y cotidianos , los isleños han convertido vegetales y pelo humano en valiosas telas. El libro «Vistiendo Rapa Nui» analiza estas técnicas y los significados que tienen.

En 1770, la expedición del español Felipe González de Haedo tenía como una de sus misiones instalar tres cruces en lo alto de cerros de Isla de Pascua. Organizaron una procesión ceremonial y, en el camino, los lugareños los recibieron respetuosamente. Al punto que, a modo de alfombra, extendieron telas bajo sus pasos.

 

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A la sombra de los vistosos y populares moáis hay toda una cultura textil en Isla de Pascua desarrollada desde tiempos ancestrales. Difundir este corpus y su significado es lo que persigue el libro «Vistiendo Rapa Nui» (Pehuén), editado por la investigadora Andrea Seelenfreund.

«Las técnicas son pocas y simples, pero no por eso menos ricas. Hay una gran variedad de objetos hechos a partir de estas. La tradición textil viene de Asia, es muy antigua», dice Seelenfreund. La autora, quien advierte que no se puede analizar Isla de Pascua como un ente aislado de la Polinesia, explica que existen dos tipos de tejidos: los que se usan como contenedores -canastos, por ejemplo- y corresponden a la esfera doméstica; y los que se utilizan para envolver o tapar, y se asocian a una cosmovisión ceremonial, divina.

«Los textiles forman parte de este mundo sagrado que involucra a los moáis. Está el valor del acto del envolver y desenvolver; también de presentar, de ser un don, un regalo. Esta sociedad es altamente jerarquizada, por lo que tú siempre debes obligaciones a otras personas y a la vez debes demostrar tu generosidad», dice Seelenfreund. Y agrega que una forma de medir la riqueza de una familia es contando la cantidad de telas que es capaz de tener.

Las principales materias primas usadas son las fibras vegetales y el pelo humano. «El de la cabeza tiene la connotación de provenir del lugar más sagrado de la persona. Ahí se asienta el poder divino», relata Seelenfreund. Entre las plantas, tal vez la más reconocida hoy es la morera de papel. De esta se utiliza una parte de la corteza, que se golpea, aplasta y se mezcla con agua, hasta que se convierte en una tela apelmazada o «tapa».

Seelenfreund relata que ya en la primera mitad del siglo XX había ropa occidental, pero se hacían frazadas, decoradas con plumas. Las mantenían dentro de su uso doméstico, no solían exhibirlas. Y continúa: «En los años 70 empezaron a hacer textiles, como trajes para los conjuntos de baile. Se retomó la idea, las mujeres de edad les enseñaron a sus hijos, y hoy hay más conciencia en ciertos grupos de transmitir esta técnica. También, porque hay un mercado para el turismo».

«Vistiendo Rapa Nui» propone un recorrido por los distintos artefactos creados a base de textiles, y las técnicas para fabricarlos. Así también, recoge el testimonio de Sandra Atan Teave, artesana que hoy realiza figuras ancestrales de morera de papel. Se trata de un trabajo realizado solo por mujeres, como lo ha sido desde sus inicios. Seelenfreund acota: «Por esto, y porque es algo que los moáis han opacado, se trata de una materialidad que no sobrevive en el registro arqueológico».

 Por Constanza Rojas Valdés para El Mercurio

 

Parque de Nueva York organiza torneo de sillas musicales

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Cientos de competidores se reunirán en el Bryant Park este lunes.  

Avistamiento de aves, clases de tejido, de malabarismo y de idiomas son algunas de las actividades que los neoyorquinos y los turistas pueden disfrutar gratuitamente durante la primavera en el Bryant Park, esa famosa área verde que colinda con la Biblioteca Pública de Nueva York.

Sin embargo, uno de los eventos más esperados para esta temporada es el campeonato de sillas musicales que se realizará por segunda vez este lunes a las 19:00 horas.

El primer enfrentamiento se llevó a cabo en junio de 2012. La idea surgió como una forma de celebrar los veinte años del parque, cuyo símbolo característico son unas delgadas sillas de metal pintadas de verde.

Cuatrocientas personas participaron en la primera versión, y este año se espera que se reúnan aún más competidores, explica Joseph Carella, relacionador público de Bryant Park.

«Todos tienen un niño en su interior», dice a «El Mercurio» para explicar el fenómeno.

Los jugadores deben tener 18 años o más y es necesario inscribirse previamente a través de internet. La música estará a cargo de un DJ, y habrá jueces para velar que nadie haga trampa.

«Las inscripciones aún están abiertas, pero probablemente superaremos el número de participantes del año pasado», agrega.

Este lunes, quien logre vencer a todos sus rivales y se quede con el título de rey de la silla musical se llevará un par de pasajes en la línea de vuelos nacionales Southwest Airlines, una de las icónicas sillas verdes de Bryant Park y tendrá una placa conmemorativa contando su «hazaña» en el parque.

El plan, agrega Carella, es repetir este evento cada año.

 Por amelia torres: para El Mercurio