Orgullo y prejuicios/ sinónimos

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El MAC Quinta Normal presenta una exhibición que reflexiona sobre la discriminación a través de dos visiones críticas respecto del tratamiento de las minorías en la sociedad. Sebastián Calfuqueo (Chile, 1991) y Jesús Monteagudo  Guerra (España, 1983) exhiben en una misma sala sus muestras Orgullo y prejuicio y Sinónimos, respectivamente.

Sebastián Calfuqueo realiza en Orgullo y prejuicio una interpretación crítica a las marchas de orgullo gay en Chile. En contraste con el origen político de estos eventos en Estados Unidos, en Chile esta actividad está enfocada a su expresión como carnaval. Esto es «una fiesta despolitizada», según el artista, y donde prima «un modelo de homosexual que el sistema imperante desea: consumista, recatado, no político». En su exhibición, plantea estos cuestionamientos a través de la figura del pony de hule, que él describe como «ambiguo en su género, carente de condiciones sociales impuestas por su forma o aspecto».

En Sinónimos, Jesús Monteagudo se basa en la teoría queer para una propuesta artística que reflexiona sobre el lenguaje y las distintas formas de aludir a la homosexualidad. Esto, a partir de la misma palabraqueer, que comenzó como una injuria y ahora ha cambiado su connotación a una denominación políticamente correcta.  Monteagudo reúne «la inmensa cantidad de variantes que existen para expresar algo como la homosexualidad masculina» y les da forma a través del bordado, una actividad que es considerada tradicionalmente femenina. Esta acción se propone como «un intento casi utópico de que esas palabras se transformen en algo ofensivo y afable, de manera que pierdan su carácter peyorativo y se reconcilien con su uso cotidiano», explica el artista.

El intercambio artístico entre Calfuqueo y Monteagudo ha generado también un diálogo entre los teóricos Sonia Fernández Pan (España) y Matías Marambio (Chile), cuyos textos estarán presentes en la muestra.  Marambio describe la exhibición de Sebastián Calfuqueo como «en tanto miniaturas, sus juguetes producen un tipo específico de distanciamiento que escenifica una paradoja poderosa: son tanto más violentos cuanto más inofensivos los hace ver su tamaño». En tanto, respecto del trabajo de Monteagudo,  Fernández Pan sostiene que «bordar es un ejercicio meticuloso de muchas horas de trabajo. Pensemos ahora en bordar aquellos insultos que nos han acompañado toda la vida. En el caso de Jesús se refieren una condición homosexual que es tan individual como compartida, sin embargo todos hemos sido insultados arbitrariamente».