Reflex. Un jardín y otras cosas que atesorar

Artista convierte Sala Media MAC en un jardín en ruinas, para reflexionar en torno al fracaso y la pérdida

Reflex. Un jardín y otras cosas que atesorar de la artista chilena Angie Saiz llega al museo como una intervención site-especific que convierte la Sala Media MAC en una experiencia. Mediante sonidos, videos, fotografías, tierra, escombros, plástico y plantas la artista propone una metáfora sobre la búsqueda del lugar propio y de lo que se ha perdido o lo que nunca se tuvo.

A partir de un work in progress que abarca viajes y recolecciones por casi dos años, la artista hace emerger un jardín a partir de vestigios, junto a dos videoproyecciones y una composición sonora de su autoría.

El Museo de Arte Contemporáneo presenta ReflexUn jardín y otras cosas que atesorar de la artista chilena Angie Saiz. La muestra se expone en la Sala Media MAC, espacio del museo dedicado a la escena de los nuevos medios a partir de una perspectiva curatorial crítica acerca de las implicancias y devenir de las tecnologías en la sociedad contemporáneo y su vínculo con la naturaleza.

“La instalación aborda el problema de la reconstrucción personal como una extensión subjetiva del derrumbre social, económico y ambiental, dando paso a una pulsión por andar, recuperar y recolectar experiencias, imágenes y objetos. Podría decirse que está más cerca de la arqueología artística que de la denuncia evidente”, explica su curadora Alessandra Burotto.

Presentada como una intervención, la muestra despliega en el acceso, el pasillo y en el interior de la sala, un jardín en ruinas construido a partir de ripio, tierra, escombros, plástico y algunas plantas. En medio de este universo, el visitante será sorprendido por videos editados, grabados durante decenas de viajes que la artista realizó a localidades del norte, centro y sur de Chile. Los elementos confluyen y se completan con la banda sonora de una pieza de piano y sonidos autorreferenciales concebidos a partir de ejercicios musicales en bajas frecuencias.

Los primeros registros para la obra fueron realizados en el año 2016, como parte de una residencia en nuevos medios desarrollada en el Centro de Arte Digital Juan Downey, ubicado en Puerto Varas. Tras haber sufrido el robo de todo su material meses después, Angie Saiz hace un gesto de inflexión a partir de la pérdida total resignificando el proyecto original, haciendo hincapié en volver a la búsqueda para atesorar lo nuevo.

“La obra expone un conjunto de ruinas que a momentos parecieran dar origen a un jardín, o bien, muestra un jardín muriendo entre ellas: un espacio indefinido al borde del colapso y la sobrevivencia. De alguna forma, es una metáfora del estado de limbo en que absurdamente el mundo se sostiene actualmente. Por un lado, bajo los escombros del problema medioambiental, la crisis migratoria y la insistencia en un modelo económico que devasta a la gran mayoría; y por otro, ciertos movimientos colectivos y continuas demandas sociales que buscan el cambio tan esperado, y que de alguna manera continúan una lucha por reinventar o quizás reconstruir lo perdido”, comenta la artista Angie Saiz.