Los últimos carboneros de Cuba
Con la presencia del destacado fotógrafo belga y en el marco de la Semana de la Francofonía, se exhibe esta serie de imágenes en blanco y negro en el Centro…
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Una reflexión provocativa en torno a la memoria y el sentido del drama ofrece la exposición: Luis Poirot. ¿Dónde está la fotografía? 1964 - 2017. La muestra organizada por la Pontificia Universidad…
El artista celebra cincuenta años de trabajo fotográfico Se me va la vida en ello. Son las primeras palabras que atraviesan mi mente cuando veo estas imágenes, larga obsesión de…
Esta es la historia de Vivan Maier, una niñera inquieta y obsesiva y que durante toda su vida se dedicó a fotografiar las calles de Nueva York y Chicago, sus gentes y especialmente a las clases más bajas, la cuales nunca fueron reveladas, sin que nadie, ni sus más cercanos, se enterara.
Nació en Nueva York en 1926, creció en Francia, pero a los veintitantos regreso a Estados Unidos. Su trabajo oficial, con el que pagaba las cuentas, era de niñera. Pero en cada minuto libre Maier se convertía en fotógrafa callejera: recorría hasta los lugares más peligrosos de Chicago o Nueva York capturando la demolición de un edificio patrimonial que daba paso a la modernidad, pequeñas escenas urbanas que se repetían día a día, vagabundos que hacían de las calles su hogar, hombres borrachos tirados en las aceras y la playa, niño de grandes ojos y cara sucia, preciosas mujeres reflejadas en aun más bellos edificios, ancianas de mirada desafiante. Amaba los rostros anónimos.
Cuando Vivian Maier arrendó un ático en el tercer piso de una casa, pidió expresamente una condición: que pusieran un buen cerrojo en la puerta, ya que era una persona muy reservada, singular, y tenía algunos comportamientos compulsivos. Pero nadie, ni los niños que cuidó en Nueva York y Chicago, ni sus pocos amigos, sospecharon que Maier era en realidad una gran artista. Nunca tuvo el suficiente dinero para revelar sus más de cien mil imágenes cuidadosamente archivadas y organizadas. Soltera y sin hijos, en sus últimos años era mantenida por tres niños a quienes había cuidado. Pero eso no impidió que un armario donde conservaba su material, compuesto también de videos y grabaciones, fuera descubierto y fuera subastado por deudas impagas. (más…)