Tomates Verdes Fritos

Película de John Avnet filmada en 1992 basada en el libro de Fannie Flagg

La magnífica Kathy Bates da vida a Evelyn, una mujer madura y obesa que vive frustrada por su gordura, por la incomprensión de su marido y en general de una sociedad que utiliza el aspecto físico como primer elemento de juicio sobre las personas. Incomprendida vive en un mundo de ilusiones en el que la comida no es una de las menos importantes, hasta que conoce casualmente en un asilo a Ninny Threadgoode (Jessica Tandy), una anciana de 83 años muy llena de vida, con la que nace una relación de amistad en la que las comidas de Evelyn y las historias de Ninny se complementan a la perfección, ella le va contando poco a poco una dramática historia ocurrida en  Alabama un pueblo muy pequeño pero de muy grandes historias.

Esta es la más cariñosa, compresiva, amigable, adorable mujer que Evelyn podría conocer. Las historias de Ninny le dan a Evelyn un nuevo aliciente a su vida. Día tras día, charla tras chalar, busca en sus  cuentos la satisfacción de su curiosidad, la emoción y la incertidumbre que están ausentes de su existencia. Esta le abrirá su imaginación con las historias sobre el café de Whistle Stop, donde varias décadas atrás Idgie Threadgoode (Mary Stuart Masterson) y Ruth Jamison (Mary-Louise Parker) que forman una gran amistad y preparan sus legendarios tomates verdes fritos. El relato de Ninny sirve al tiempo para reflejar la vida en el viejo sur de los Estados Unidos, aquel para el que el final de la Guerra de Secesión no supuso el final de nada, que siguió anclado en sus tradiciones, sus prejuicios y su pretendida aristocracia moral. De ese modo, la conmovedora historia de amistad y confianza repleta de humor, ternura y sencillez se ve salpicada de tragedia, violencia, de asesinatos y de racismo.

Contada como una sucesión de flash backs, con gran lirismo visual y con unos personajes dotados de gran encanto, sensibilidad y carga emocional, la película deriva en una alegoría de la rebeldía y la libertad frente a una sociedad opresiva y autoritaria, la crónica de la valentía de unas mujeres fuertes por lograr que a su alrededor el mundo fuera más justo, más humano, que se rebelaron contra los prejuicios de una sociedad que se ata a la tradición como pretexto para el inmovilismo y el control férreo, en un entorno en que  ser o hacer algo diferente es un delito.

Una película formada por miles de bellas imágenes que en muchos momentos nos coloca ante el espejo de nuestra propia vida, entra a reflexionar sobre el mecanismo por el cual creamos los prejuicios y ofrece una respuesta, el simple hecho de conocer una persona que se transforma en un todo en un momento preciso de la vida, y la edad que se queda atrás y sigue viva para hacer presentes y arrastrar en el tiempo desde el pasado más de lo que muchas veces imaginamos.

 Todo esto  acompañada del olor de unos buenos tomates verdes fritos , aliñados con una mágica y sabrosa salsa vital. Buen antídoto contra la tristeza que despierta toda una gama de apetitos, no solo culinarios, sino, sobre todo humanos.

 

 

Hay películas que simplemente te hacen sentir bien