IV Festival Internacional Santiago Off

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Santiago Off es un movimiento cultural convocado por creadores  teatrales nacionales, cuya misión permanente es gestionar, organizar, producir e implementar anualmente, a través de la acción colectiva y colaborativa, un festival artístico de alto impacto que constituya una instancia de participación artística y ciudadana.

El Festival inaugura con la puesta en escena de “La Súper Familia”. La Fulana Teatro bajo la dirección de Claudio Fuentes, nos muestra en escena a la familia Martínez-Martínez, la que participa del reality show más exitoso del momento. Con una atractiva puesta en escena marcada por el humor negro, un trabajo actoral centrado en el expresionismo moderno, y una estética kitsch; se nos ofrece un montaje bizarro, ágil e incisivo, que expone los arquetipos sociales que habitan en nuestra extravagante realidad nacional. La obra se exhibirá en el Teatro Principal de Matucana 100 el 19 de enero a las 21.00 horas, con una duración de 60 minutos y con adhesión voluntaria.

Pero el gran estreno de su programación será ”El Príncipe Desolado”;  la gran obra de Juan Radrigán que explora con inteligencia, sutileza y desgarradora honestidad, el mito del “angel caído” para mostrarnos que la verdadera moralidad no puede sino ser una basada en lo humano, en la  libertad, la vida y el amor.

La obra escrita en 1998, por el Premio Nacional de las Artes Escénicas (2011), será dirigida por Alejandro Quintana, director chileno radicado en Alemania, con una gran carrera en la escena europea, con un elenco compuesto por grandes actores nacionales como Daniel Alcaíno, Daniela Lhorente, Pepe Herrera, Silvia Marín, Andrés Céspedes, Claudio Riveros,  Miguel Ángel Acevedo, David Hernández, y Francisco Melo, como protagonista.

“El príncipe desolado” se remonta al mito judeocristiano y replantea el tema de la lucha entre el bien y el mal para mostrar dos aspectos fundamentales en el devenir histórico de las sociedades latinoamericanas en general, y chilena en particular. Por una parte, nos narra la lucha de Luzbel contra un pueblo en donde el orden se ha impuesto por la fuerza, el origen violento de cualquier orden que dictamina cómo se debe vivir, cuál es la “buena vida” y qué leyes deben respetarse para no contravenir los valores en los que se supone se cimenta dicho orden. Por otra parte, nos muestra la efectividad del poder cuando un orden se ha impuesto por la fuerza, el extremo de irracionalidad al que se puede llegar obedeciendo los dictámenes de una razón policial (y no política, en la medida en se niega el disenso y la discusión). Una razón que busca simplemente reproducir material y simbólicamente las bases del propio poder.

Según Quintana, quien vuelve a trabajar en Chile después de 40 años, esta obra podría convertirse en un clásico del teatro nacional. “La obra es una radiografía de lo que somos con todo este desbarajuste del neoliberalismo. Es el grito radriganesco más fuerte que he leído, evoca mucho a Shakespeare, es muy dura pero muy cómica. Yo diría que es una mezcla de Walt Disney con una película de horror”, concluye el director.