La Bestia

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La Bestia, nace del proyecto personal de Isabel Muñoz, que a lo largo de los últimos 3 años ha realizado tres viajes a la frontera sur de México, trabajando en compañía del periodista salvadoreño Óscar Martínez, visitando las ciudades de Arriaga, Chiapas e Ixtepec, Oaxaca, haciendo el recorrido entre estas dos, subidos en el tren acompañando el viaje de los migrantes centroamericanos.

La muestra de Isabel Muñoz recoge impactantes imágenes del tren de carga que los indocumentados llaman “La Bestia” y que utilizan para poder llegar a los Estados Unidos a riesgo de perder su propia vida en tan peligrosa maniobra. Se trata de un recorrido de más de 5.000 kilómetros que los centroamericanos realizan como polizones a bordo de los vagones del tren infame, a veces quedando mutilados, pero casi siempre sufriendo vejaciones, robos, secuestros e incluso la muerte. A través de las fotografías se percibe la dura realidad de la población migrante de Centroamérica.

La exposición se centra en el trayecto que hacen los migrantes, en tren, de Arriaga, Chiapas, a Ixtepec, Oaxaca. En paralelo a las fotografías se exhiben textos con las historias de vida de los retratados, abriendo el espacio a la palabra de los protagonistas. Por medio de estos registros es posible acercarse, desde otra temporalidad y otra mirada, a la realidad que viven los migrantes en este fragmento del viaje.

Durante este periplo, Isabel Muñoz retrató bebés, niños, parejas que se enamoraron durante un asalto y payasos adolescentes, así como travestis, víctimas de secuestro o violación, entre otros representantes de lo que sucede en la frontera sur de México, “la gran olvidada”, como ella misma la califica.

“Tienes que sentir La Bestia debajo de tus piernas para saber lo que sienten estos migrantes”, dice Isabel Muñoz, una de las fotógrafas contemporáneas más importantes de España y cuya obra se caracteriza por hallar belleza en medio de las realidades más duras.

La fotógrafa barcelonesa realizó tres viajes a la frontera sur de México para armar este proyecto personal. Junto al periodista salvadoreño Oscar Martínez Muñoz, subió a La Bestia y vivió en carne propia lo que viven estas personas que no buscan más que un futuro mejor para ellos y para sus familias.

La exposición pretende describir el viaje del migrante desde la perspectiva de la fotógrafa y sus acompañantes. Las relaciones humanas y las historias personales de los retratados conforman un mapa que se traza no solo a partir del tránsito del migrante, sino de los que ahora los observan y que no pertenecen tampoco a este territorio “de paso”.

Para Muñoz y Martínez, parte de lo que pasa con el fenómeno migratorio -como con otras problemáticas tratadas por los medios de comunicación-, es que está descontextualizado, desvinculado a sus causas y es abordado en sí mismo, sin rostros y bajo la premisa de la ilegalidad de la acción de migrar.

La exposición pretende describir el viaje del migrante desde la perspectiva de Isabel Muñoz y sus acompañantes. Las relaciones humanas y las historias personales de los retratados conforman un mapa que se traza no solo a partir del tránsito del migrante, sino de los que ahora los observan y que no pertenecen tampoco a este territorio “de paso”.
En este sentido, la propuesta curatorial, nos propone acercarnos en diferentes niveles de lectura, no para agotar la forma de contextualizar los tránsitos migratorios que reúnen a centroamericanos con mexicanos en el viaje, sino para generar tiros visuales y de comprensión desde sitios diferentes a los establecidos cotidianamente.

Por una parte la selección fotográfica, que considera la descripción contextual del territorio y de manera general la situación desarrollada a partir del tren, pero que al mismo tiempo va poniendo cara a historias específicas y acompasando un “tiempo real” al desenvolvimiento de lo habitual cotidiano de esa frontera.

Asimismo busca por medio de un punto de documentación, dar las herramientas al visitante para una comprensión más amplia de este fenómeno.

Las fronteras se han vuelto un lugar común por todos conocido, gracias al tránsito mediático de imágenes que en lugar de sensibilizar a los que se consideran ajenos al fenómeno migratorio, han forjado un criterio de pseudo-reconocimiento de los territorios, las historias, las vejaciones continuas a los derechos humanos. En el fondo, la saturación e inmediatez con las que es consumido dicho fenómeno a través de imágenes, de alguna manera han “naturalizado” la problemática, hasta achatarla lo suficiente como para comprenderla y admitirla, sin modificarla, sin generar mala conciencia por ello.

Con estas imágenes su intención es contribuir al reconocimiento de los derechos humanos: sociales, laborales y culturales de la población migrante centroamericana en las sociedades de origen y en las de acogida.

SOBRE LA ARTISTA
Isabel Muñoz (Barcelona, 1951), vive y trabaja en Madrid desde 1970. Con más de 20 años de experiencia profesional, es colaboradora habitual del diario español El País, en el que ha publicado trabajos como Violencia tatuada sobre las maras o pandillas en Centroamérica. Considerada una de las más brillantes especialistas del copiado al platino, tiene reconocimientos como el World Press Photo en la 43ª y la 48ª edición, además de otros premios como la medalla de oro en la Bienal de Alejandría y la medalla de oro al mérito en las Bellas Artes en España.

Se han editado múltipleslibros sobre su obra, entre los que destacan: Parade nuptiale; Figures sans visages (Figuras sin cara); Rome, l’invention du Barroque (Roma, la invención del Barroco) e Isabel Muñoz, en las colecciones Obras maestras y PHotoBolsillo de la editorial La Fábrica. Sus fotografías se pueden encontrar en instituciones como la Maison Européenne de la Photographie de Paris, el New Museum of Contemporary Art, de Nueva York, el Contemporary Arts Museum de Houston, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid o en colecciones privadas.

La obra de Isabel Muñoz se basa en la investigación y exploración del cuerpo humano, a través de la danza, primero, y con la denuncia social, después. En sus fotografías, casi siempre en blanco y negro, presenta fragmentos del cuerpo o instantáneas de guerreros, toreros, bailarines, migrantes y mujeres de todo el mundo, de Buenos Aires a El Cairo y de Estambul a Sevilla, pasando por Phon Penh, México o África.